A menudo recibimos mensajes de diferente tipo incitándonos a
ser positivos en todo momento, que parece nos “fuerzan” a estar contentos y nos
“reprenden” indirectamente si no nos sentimos bien. Nos vemos bombardeados por
imágenes y eslóganes, por frases en las redes sociales, que nos dicen que
siempre tenemos que “buscar un lado
bueno pase lo que pase”, a “sonreír aunque no tengas ganas” o a “ser feliz
siempre”. Cuando nos ocurre algo que nos afecta a nivel emocional o cuando nos
enfrentamos a circunstancias adversas, tenemos todo el derecho del mundo a
entristecernos, a enfurecernos, a pasarlo mal. Y no tienen por qué decirnos que
“sonriamos aunque no queramos.”. Es completamente válido sentirnos como nos
sentimos, y lo que sí tenemos que hacer frente a ello es movilizarnos y no
dejar en stand-by nuestra vida.
En general existe una tendencia a rechazar toda emoción
desagradable y a solo aceptar la emocionalidad agradable. Todo el espectro
agradable se asocia con un estado, en realidad complicado de definir, que sería
la felicidad. De primeras, podemos decir que la búsqueda de la felicidad ha
sido una constante de la vida humana y que toda persona buscaría lograrla
(¡cuántas frases, disertaciones, literatura hay con respecto a ello!). Pero
paradójicamente, plantearnos como
objetivo número uno el buscar la felicidad nos hace infelices. Y no hablo aquí
de una filosofía u opinión, sino de lo que el estudio científico acerca del
constructo de la felicidad nos revela. La psicóloga Iriss Mauss ha investigado
ampliamente este precepto y ha encontrado que cuanto más valor le otorgamos a lograr
“ser felices” en nuestra vida, más infelices somos. Parece que esto podría
rompernos los esquemas, pero si reflexionamos acerca de lo que “es” la
felicidad tiene todo el sentido del
mundo que ocurra esto.
Hablo de emociones agradables y la poca tolerancia a las
desagradables ya que tiene que ver con “eso de la felicidad”. Tendemos a
incluir toda esa emocionalidad agradable dentro del espectro de lo que
significa ser feliz y categorizamos todas las demás como “opuestas” o
“contrarias”. Por ende, buscar la felicidad sería buscar lograr estar en un
estado positivo o agradable si no todo el tiempo, casi todo, el máximo posible.
Ahora bien, ¿es realista estar en este estado constantemente o la mayor parte
del tiempo? Me atrevería a decir que lograr la felicidad constante en estos
términos es imposible, por la propia naturaleza de la vida y la vida humana. Hasta aquí, es cierto que muchas personas
pueden plantear… Yo soy feliz, aunque a veces lo pase mal. Aunque mi vida pueda
ser dura. Ahí estaría la clave para no caer en la búsqueda de la felicidad que
nos hará infelices. En cambio, la búsqueda de una felicidad permanente y de
alta intensidad, sobrevalorando su consecución por encima de cualquier otra
cosa, amigas y amigos, es lo que nos traerá problemas. Ya que es imposible de
lograr y por tanto tratar de alcanzarla solo nos traerá frustración. Incluso,
hará que podamos sentir mayor soledad, ya que como Mauss apunta la búsqueda de
la felicidad centra el foco de atención hacia uno mismo desprendiéndose de las
personas de su alrededor.
En relación con toda esta búsqueda, ocurre también que
tendemos a sobreestimar el impacto de nuestras circunstancias vitales sobre esa
felicidad inalcanzada. Sobre todo, existe esa esperanza de que eventos de
nuestra vida como por ejemplo terminar los estudios, lograr un ascenso o
mudarnos de ciudad por gusto nos van a traer esa maravillosa capacidad de ser
felices constantemente, pase lo que pase. La vida, por su naturaleza, se
compondrá de sucesos, situaciones, tendremos todo tipo de vivencias que podemos
haber causado nosotros o no, que podremos controlar o no y que forman parte
natural y lógica de la vida. Y frente a todos estos eventos y situaciones será
inevitable reaccionar emocionalmente, en muchas ocasiones con tristeza, con
ira, con frustración entre otras y como ejemplo. Porque es lo que nos hace
humanos, a la vez nos permite crecer y aprender.
¿Pretenderíamos estar felices en el momento inmediato después
de que fallezca un padre, un hijo, una pareja? ¿Pretendemos estar felices si
estamos pasando por un periodo de nuestra vida de completa inestabilidad?
¿Pretendemos estar felices ya mismo si, simplemente, tenemos un mal día o nos
levantamos con el pie izquierdo? Y algo muy importante en esta reflexión…
¿Cambiaríamos algo en nuestra vida, nos movilizaríamos, si estuviésemos en un
estado constante de felicidad y bienestar? No, ¿verdad? No sería realista ya
que es psicológicamente sano reaccionar emocionalmente a los sucesos de nuestra
vida. De lo contrario, seríamos completamente insensibles.
Buscar la felicidad intensa y el bienestar constante es
irreal y va a generarnos frustración, ya que nunca llegaremos a lograr
alcanzarla o nos lamentaremos al comparar momentos de nuestra vida en los que
fuimos más felices con el actual. Además no nos permitirá disfrutar de lo bueno
de nuestra vida ya que nada será suficiente, todo nos sabrá a poco. A ello
debemos sumarle que pretender estar “bien” siempre es no respetarnos a nosotros
mismos. Es lícito que nos afecten diversos sucesos y tenemos derecho a vivirlos
como los vivamos. Tenemos la capacidad de aunque nos afecten, movilizarnos,
reaccionar y seguir con nuestra vida a pesar de ellos pero sin buscar el
bienestar constante.
Dicho todo esto, tal vez sea preferible que comencemos a ver
y tomarnos la felicidad como una actitud hacia la vida, una actitud para
recorrerla. Una manera de afrontar activamente nuestras circunstancias, de
resolver problemas, de ir hacia nuestros objetivos y nuestros valores a pesar
de las circunstancias de nuestra vida. De buscar convertirnos en quien queremos
ser a pesar de lo que hayamos vivido o nos quede por vivir, aceptando que
ocurrirán o provocaremos situaciones y circunstancias nuevas que nos harán
sentirnos mal y que no podemos cambiar nuestro pasado. Como ya dijese el
psiquiatra Viktor Frankl: “Si no está en tus manos cambiar una situación que te
produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese
sufrimiento”.
Si crees que podrías necesitar ayuda para gestionarte emocionalmente en este sentido o te gustaría recibir asesoramiento, no dudes en ponerte en contacto con Martinez Bardaji psicología.
Estaremos encantadas de ayudarte.
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