Intentar hacer las cosas lo mejor posible, ya sea en el
ámbito personal o profesional no tiene nada de malo. Ahora bien, en ocasiones
este ansia puede rozar el extremo del perfeccionismo y esto sí nos puede
generar consecuencias negativas, un malestar tanto a nivel individual como en
las relaciones con los demás.
Una persona perfeccionista es aquella que nunca logra ver
cumplidas sus expectativas en sus metas y objetivos. Vive con una sensación de
que debe rendir más del 100% en todo
lo que hace, lo que es físicamente imposible. Este deseo de alcanzar la
perfección en todo lo que hacen genera que se pongan objetivos y metas alejados
de la realidad y que por tanto lo más probable es que no consigan, generando
una importante frustración y una sensación constante de insatisfacción consigo
mismos. Es por tanto la creencia de que
se debe alcanzar la perfección en todo lo que se haga desde el minuto cero. Incluso
a pesar de saber que esto no es factible, las personas perfeccionistas se
exigen a sí mismas este grado de desempeño y pueden llegar a ser brillantes en
lo que hagan, pero con una importante ansiedad y sufrimiento acompañante.
Por lo general, alguien perfeccionista tiende a serlo desde
la infancia, tal vez en el ámbito de los estudios y generalizando a los demás
aspectos de su vida cotidiana y su día a día a medida que crece.
Independientemente de cómo se manifieste, es en esta etapa vital cuando la
persona perfeccionista comienza a desarrollar este rasgo. A lo largo de su vida, probablemente haya
aprendido que obtenía valoración de los demás por sus logros y no por sus
cualidades personales. Es posible que en su ambiente cercano los fallos no sean
bien tolerados y se conciban como algo terrible. En este contexto, el ambiente
familiar influye directamente. Si la dinámica que mantiene el núcleo familiar
es muy rígida y/o autoritaria, si existe una tendencia al perfeccionismo en
alguno de los padres (o ambos) es normal que al final la persona perfeccionista
resulte serlo: ya que lo ha aprendido desde la más tierna infancia en su hogar
y es el patrón normal de comportarse. Si además a esta persona sólo se la
elogiaba por sus éxitos y no recibió aprobación si no lograba un éxito
importante, buscará el perfeccionismo ya que de lo contrario tiene la sensación
constante de estar fracasando. Personas que hayan sufrido algún tipo de acoso
también pueden tender al perfeccionismo como modo de lograr la aceptación.
Una vez formado este rasgo, el perfeccionismo extremo generará consecuencias psicológicas negativas
en la persona. Partiendo de la tendencia comentada a marcarse metas u
objetivos que en muchas ocasiones son irracionales, se toparán por tanto con lo
que considerarán fracasos. Ya que no cumplen nunca o casi nunca sus propias
expectativas, a pesar de haber invertido un número de horas al día enorme (y
pudiendo dejar de lado su vida personal), no perciben apenas éxitos o
satisfacción con lo que hacen en su día a día. Esto genera una importante
frustración y presión, convirtiéndose en un obstáculo para lograr metas más
asequibles. Rechazan cualquier mínimo error y además cualquier fallo lo achacan
a su propia valía personal, de modo que afecta a su confianza, seguridad y
autoconcepto.
Como se podría incluso intuir, una vez una persona entra en
este círculo podrían comenzar a aparecer ansiedad y depresión. Pero además se
marcará por una importante rigidez e inflexibilidad a nivel cognitivo que les
lleva también a la frustración. Ya que desde esta concepción las cosas tienen
que ser siempre de una misma manera y esta manera será siempre la ideal, no
aceptarán “parecidos”. El perfeccionista además querrá tenerlo todo controlado,
impidiéndole disfrutar del día a día y retroalimentando esa emocionalidad
negativa.
El perfeccionista es probable que lo sea también para con
sus relaciones personales. Tendrán la tendencia a querer decir siempre lo
correcto, actuar de modo apropiado, no quedar mal nunca y no cometer errores
con los demás, lo que generará importante ansiedad. Si esto se produjese,
tiende a anticipar o temer el rechazo de los demás, reaccionando de manera
desproporcionada a las críticas y frustrando tanto a los demás como a sí mismo.
Además con frecuencia tienden a exigir a los demás estándares tan altos como
los que a sí mismos… Siendo poco tolerantes y demasiado críticos.
¿Cómo piensa un
perfeccionista?
Habiendo abordado brevemente cómo se “forma” y en qué
consiste ser perfeccionista, cabe hablar sobre cómo piensan estas personas. En
primer lugar, tienen pensamientos relacionados con un miedo irracional al
fracaso, creen que no valen si fracasan y no lograr la perfección desde el
principio es procesado como tal. Tienen un intenso miedo a cometer errores,
porque supone un fracaso. Pero además se incluye un componente de miedo a la
desaprobación de los demás, la gente perfeccionista percibe que serán
rechazados si cometen estos errores.
Van a pensar en términos dicotómicos de todo o nada: no
tendrán en cuenta los puntos intermedios. Y además basan su vida en cosas que
deberían estar haciendo o cumpliendo (debería gastar menos, debería tener un
trabajo mejor, debería estar a la altura).
Por último, tenderán a pensar que los demás tienen más éxito y con más
facilidad que ellos mismos, y que no cometen errores, incluso si se trata de
personas muy exitosas y esta creencia no se fundamenta en nada real.
Por todo lo anterior, podemos concluir que el perfeccionismo genera un círculo vicioso. Genera
a la persona buscar cumplir expectativas para consigo mismo que no podrá conseguir,
con ideales y pensamientos de perfección, generando frustración, inseguridad y
baja autoestima. Eso no ayudará a alcanzar esas metas que ya eran complicadas y
retroalimentará la emoción anterior. Además, influirá también en sus relaciones
personales: anticipa o teme el rechazo de los demás, reacciona
desproporcionadamente a las críticas y genera frustración incluso a las demás
personas. Como añadido, puede que exijan si tienen que trabajar con otras personas los mismos estándares que
se marcan a sí mismos, entorpeciendo la relación con los demás.
¿Qué puedo hacer si
me identifico como perfeccionista?
El perfeccionismo excesivo puede requerir de atención
profesional cuando se lleva al extremo en algunas personas, ya que a nivel
emocional les habrá repercutido. No obstante, en el día a día una persona con
cierta tendencia al perfeccionismo puede hacer cosas para no caer en el círculo
vicioso del que hablamos con anterioridad. Algunas pautas a seguir en este tipo
de personas pueden ser:
- Establecer metas razonables y realistas. Debemos ser realistas a la hora de establecer nuestros objetivos. No podemos pretender alcanzar la perfección desde el minuto cero, por lo que debemos hacer un ejercicio de objetividad y examinar qué es realista de acuerdo con nuestras capacidades y necesidades personales.
- Establecer metas sucesivas de un modo secuencial, paso a paso. Cuando tengamos un objetivo en mente, en lugar de buscar lograrlo ya, identificaremos todas las sub-metas a las que tendríamos que llegar para lograrlo. Cada vez que se alcance una, poner algo más que hacer por encima pero dentro del realismo.
- Mentalizarnos de que no siempre podemos ni dar el 100% ni obtener un éxito del 100%. Establecer diferentes niveles de ejecución y éxito para las diferentes tareas, de modo en el que seamos honestos con nosotros mismos y veamos que no podemos ni necesitamos dar lo mejor de nosotros mismos en todo. No todo se nos puede dar bien.
- Centrarnos en el propio proceso de lo que hagamos más que en el resultado. Ir evaluando el éxito en función de las mejoras y del disfrute de hacer y no únicamente en función del éxito o logro final.
- Analizar cómo nos sentimos y qué quiere decir. Identificar exactamente qué ocurriría si no logramos el éxito o a que le tenemos miedo realmente.
- Por último, y en relación con lo anterior, afrontar los miedos que identificamos. ¿Tan terrible sería que ocurriese aquello a lo que le temo? ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué probabilidades reales hay de que ocurra?